LA NOMENCLATURA AFECTIVA

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La Afectología es una Doctrina para aprender a Vivir y Convivir, como tal, se alimenta de tres nutritivas fuentes: la Ciencia, la Filosofía y la Religión. En otras palabras, es una síntesis, por eso podemos afirmar que la Afectología es más que una ciencia, más que una filosofía y más que una religión.

La Vida nos ha mostrado un guía para adentrarnos en la fuente científica de la Afectología. Este guía se llama José Antonio Marina. Su obra va desde la neurología hasta la ética. Según este pensador español, toda ciencia tiene que precisar su terminología y la ciencia de la afectividad inteligente también.[1]

El término Afectología puede tener una doble interpretación: se puede leer como el estudio del Sistema Afectivo Humano o como el  estudio del afecto.

En “El Laberinto Sentimental”, Marina propone una nomenclatura afectiva que nosotros adoptamos provisionalmente para la Afectología:

  • Afecto y sus derivados: conjunto de todas las experiencias que tienen un componente evaluativo, a saber: doloroso/placentero, atractivo/repulsivo, agradable/desagradable, bueno/malo, estimulante/deprimente, activador/desactivador.

Sus especies principales son: sensaciones de dolor y placer, deseos, sentimientos.

  • Sensaciones de dolor y placer: experiencias estrictamente físicas. Melzack ha señalado que el dolor tiene tres componentes –sensorial, afectivo y cognitivo- y que cada uno depende de sistemas neuronales distintos.

  • Deseos: conciencia de una necesidad, de una carencia o de una atracción. Normalmente van acompañados de sentimientos que los amplían y dan urgencia.

  • Sentimientos: bloques de información integrada que incluye valoraciones en las que el sujeto esta implicado, y al que proporcionan un balance de situación y una predisposición a actuar.

Los sentimientos pueden clasificarse por su intensidad, duración, profundidad, pero estas distinciones están hechas dentro de un continuo, lo que  hace difícil marcar limites muy definidos. Por tal motivo, es útil usar los siguientes términos:

  • Estados sentimentales: sentimientos duraderos que permanecen estables, mientras cambian otros sentimientos simultáneos más efímeros. Dice Marina que aquí es conveniente introducir una distinción entre lo que él propone llamar hábitos sentimentales (por ejemplo, el amor o el odio), que tienen una permanencia configuradora de la personalidad, y estados de animo, el humor, que tiene duración pero menos consistencia.

  • Emoción: sentimiento breve, de aparición normalmente abrupta y manifestaciones físicas conscientes (agitación, palpitaciones, palidez, rubor, etcétera).

 

  • Pasión: sentimientos intensos, vehementes, tendenciales, con un influjo poderoso sobre el comportamiento.   

Esta nomenclatura afectiva es apenas una breve introducción a un concepto más amplio que manejamos desde la Afectología y es el de la Afectivopedia. Una especie de diccionario afectivo que iremos desarrollando poco a poco en este espacio.


[1] José Antonio Marina “El laberinto sentimental”. Editorial Anagrama 1996.